El Buitre era un mod madrileño. Todos los domingos iba a la sala Carolina y adelgazaba varios kilos bailando. Se llevaba el polvo de talco que le robaba a la abuela, y nada más llegar a la sala, lo esparcía por el suelo. Perfecto para bailar.
Aquella tarde tocaban Los Elegantes y el local estaba a reventar. Había venido gente de todos los barrios de la ciudad y de otros puntos de España. Algunos habían visto la famosa película, otros habían viajado a Londres y venían con la urgencia del punk o la diversidad social y hedonista de los skatalíticos o rude boys.
Las chaquetas de tres botones con varias chapitas, las corbatas estrechas de topos, la moto, pantalones estrechos y viéndose los calcetines blancos.
Éramos muchos. Éramos más que otros. Más que cualquier otro movimiento juvenil y cultural. Estábamos orgullosos de que los rockers, también los teddy's, salieran corriendo al vernos. Si no se iba a armar y buena, recordando a las playas inglesas.
Teníamos locales donde elegir. Locales como el Fantasy o Le Carrousele, bares como el ya famoso Quadrophenia o El Gato eran los lugares donde quedar los fines de semana. También la sala Star o la sala Morasol, en donde todos los domingos había conciertos para nosotros.
Tengo un recuerdo fantástico de aquellas salas. Recuerdo aquellas tardes y a toda aquella gente con mucho cariño. Aquel 7º Villa de Madrid en la sala La Fiesta, cuando el grupo mod madrileño llamado Los Escándalos quedó finalista y se armó una fiesta tremenda. Tampoco me olvido de otros grupos como Pánico Speed, cuyo nombre aparecía en todas las estaciones de metro... de los Ejecutivos Agresivos, que luego se harían famosos en otras formaciones, los poco recordados Ella y Los Neumáticos con la rubia Cristina, Los Flequillos, Los Inquietos, Smart Dress... y sin olvidar a los barceloneses Telegrama, Los Canguros o Los Interrogantes, y los famosos Brighton 64.
Aquellas geniales sesiones en La Cova del Drac de Ricky y Harmónica Zumel... Los Blues Explosions... Solo cito los que me vienen a la memoria... Seguro que tú te acuerdas de algunos más. Éramos los mejores y aún seguimos siéndolo, pero no me gusta recordar con nostalgia, sino para no olvidarlo.
La última vez que vi a El Buitre, fue en la puerta del Rock Ola, en una de las muchas tardes mods que organizaban los dueños. Sabían que bebíamos cerveza como locos para que subieran las pastillas. Y que llenábamos la pista para bailar o escuchar los conciertos.
El Buitre dejó de ser mod, como muchos otros pero también hubo otros muchos que no lo dejaron y que, hoy en día, siguen ahí... en la escena. Sin olvidar aquellos días de velocidad, de largas conversaciones de dexedrina bajo la lluvia en un parque de la ciudad. Sin olvidar que todo esto se lleva dentro de un corazón que late acelerado.