miércoles, 4 de septiembre de 2013

Tengo que pintar

En mi tocadiscos están sonando los Kinks, Pretty Things y Moody Blues con sus hits más reconocidos, You really got me, Roadrunner del gran Mc Daniel y Go now. Detrás de los muros de mi casa, están, las puedo ver por la ventana; las personas de aquí para allá, comprando y hablando de cosas que no puedo oir, un mundo. Yo, en el mío, estoy sentado en el sofá rodeando con las manos un vaso de whisky. En el cenicero están las huellas de la causa de los mitos, decenas de colillas y un cigarro que desprende un humo totalmente impregnando la sala de ese olor característico.

En el tocadiscos suena Harmonica de Graham Bond Organization y me digo, tengo que pintar, miro las paredes de la habitación y allí está, un cuadro que pinté hace años, tiene mucho parecido con las obras de Kandinsky, claro, es uno de mis artistas preferidos; el cuadro destaca sobre el fondo amarillo de la pared.

Le doy un trago al whisky y el líquido me quema la garganta, pero me hace ver los cuadros con otro sentimiento, mientras oigo a lo lejos algo parecido al Hound Dog, sí, son los Duffy's Nucleus y me digo, tengo que pintar.

Miro a la pared y me llama la atención una lámina, no logro enfocarla, debe ser el efecto del alcohol, llevo varios días sin comer y mi único alimento ha sido el dorado líquido; miro de nuevo y ahí está, es una lámina de un cuadro de Pollock: él fue alcohólico pero un gran artista.

Junior Wells escupe el I just want to make love to you y aprovecho para llenar mi sucio vaso y encenderme otro cigarrillo, miro por la ventana y allí sigue esa gente de aquí para allá, moviendo los labios sin decir nada; la vieja lámina de Rothko que está clavada detrás de la puerta me habla, con sus rojos, sus naranjas, ese pardo donde uno se podría quedar dormido eternamente; y me digo, tengo que pintar.

Ahora me dejo llevar por la música, están sonado Muddy Waters, Howlin' Wolf y Sonny Boy Williamson y yo estoy dándole vueltas en mi cabeza a un cuadro que aún no he empezado, azul celeste, azul cobalto, un poco de ocre y la brocha se desliza por el lienzo dejando el color como suspendido en el espacio y pienso en Hartung, Wols, Frankenthaler, Hofmann, ¡Ah! y en Miró con sus tres "azules", mojo en blanco y azul, el celeste que aparece ante mí, me deslumbra, vuelvo a mezclar colores mientras suena B.B. King, amarillo, un poco de blanco y azul; azul aquí y allá, esa línea roja que recorre el cuadro es increíble, un poco de color más y me digo: ¡vaya si estoy pintando!
Antonio Cabrera