martes, 12 de enero de 2016

Swinging Ecos-INTRO


 
Una lectura apresurada de todo puede darnos la opinión de que todo nació de la improvisación... pero en el fondo no había nada que no tuviera sentido. El bebop poseía todos los condicionantes para ser la banda sonora perfecta de unos personajes hedonistas, individualistas y singulares; la música en sí suponía una revolución frente a lo todo establecido, “fuera límites, los límites los marcamos nosotros”... música alocada, improvisada, llena de sentimiento... tocada por gente cuya forma de vida era disfrutar de los placeres del instinto (drogas, sexo)... su forma de vestir era tan elegante que les servía para esconder sus más oscuros deseos... la música tenía un punto altamente elitista pues resultaba muy difícil de conseguir... a finales de los años 40 llegaba a cuentagotas a Londres... a lo sumo un disco al mes... Sin olvidar las penurias económicas de un país en la postguerra... Jóvenes músicos que se volvían locos con el modern jazz y eran capaces hasta de apuntarse a trabajar en un crucero con tal de conocer a sus ídolos... músicos londinenses que se juntaban en Archer Street para hablar de su desconocido mundo... capaces de jugársela económicamente por abrir locales donde poder tocar ellos mismos lo que les gustaba... allí donde cualquiera que fuera fanático del modern jazz estaba invitado... pequeños sitios donde acudían los primeros y pocos seguidores que oían hablar de esos dioses negros americanos que improvisaban hasta hacer llorar a sus instrumentos y querían ver como sonaba... gente que fumaba, casi a oscuras, ensimismada en el séptimo cielo sentada en mesas... individuos con gafas de sol ocultando los ojos encendidos... y llenos de sueños... el inicio de las allnighters... fiestas que empezaban al anochecer y terminaban al amanecer... el Soho, paraíso de gansgters, emergía como el oasis perdido para toda una generación... allí parecía que todo era posible... no nos engañemos: El modern jazz era minoritario, no se podía ni bailar, underground... pero ser casi desconocido, de difícil consecución... le otorgaba un carácter exclusivo... No todo el mundo podía comprar los discos provenientes de EEUU... lo obvio, lo fácil era el trad jazz y la música que sonaba por la radio... lo hermoso era el modern... ir hacia delante... gente que, antes de que surgieran los Teddy boys, se mezclada con los beatniks, con las prostitutas del Soho, con la miseria de la posguerra... sabía quién era Baudelaire o podía pasarse horas alrededor de un café hablando de Charlie Parker... porque no solo añoraban la música que tocaban los frenéticos beboppers... adoraban la forma de vida que tenían... no, no hablamos de heroína... a lo más, marihuana... y quienes se pinchaban pensado que la originalidad, la grandiosidad de Charlie “Bird” provenía de la aguja... se equivocaron... hablamos que para los modern jazzers, los Modernistas, para sus seguidores... uno de los pilares básico de ese pequeño mundo que estaban construyendo era la actitud... y encontraron la perla en esos músicos negros... que habían desarrollado un lenguaje propio de signos y palabras en una sociedad que no era la suya ni les pertenecía... que se vestían más elegantemente que aquellos que les denigraban... transgrediendo la propia sociedad conservadora desde dentro con sus elegantes camisas Brooks, su estilo Ivy League, y sus zapatos brillantes o de ante... y se lanzaron vivir la vida a tope, sin pausa... y el bebop llevo a esos Modernistas londinenses a los hipsters... y estos a los beats americanos... y a los europeos que sentían lo mismo, llamados existencialistas, ... y deprisa, muy deprisa, el pequeño mundo que había nacido del amor a una música nueva, altamente excitante, se hacía cada vez más exquisito. Único. Cuando aparecieron los mods... abandonaron el jazz... el R&B era más rápido... e iba mejor con las pastillas... se lanzaron al consumismo más atroz... a disfrutar 24 horas de una vida dedicada al placer... trabajaban en cualquier trabajo de oficina con tal de ganar unas libras que les permitiese llevar un traje más elegante que sus jefes... tomaban pastillas para acelerar sus sensaciones... y para mantenerse despiertos... la influencia continental llegó de la mano de las películas de la new age francesa y los realistas italianos... las scotters aparecieron por doquier... y poco a poco los elegantes trajes... se transformaron en chaquetas “hielacubos”, camisas Ben Sherman, polos Fred Perry... el elitismo singular se cambió por la extravagancia... todo tenía un final... la propia sociedad les engulló y les alimento con su propia medicina... les creó un paraíso artificial.
extracto de un libro que solo esta,por ahora,en la mente del autor,Marcos Ruano...un amigo que encontre en un circulo concéntrico...