jueves, 6 de agosto de 2015

La Familia capítulo 8

Los miembros de La Familia solían ser encerrados en cárceles diferentes para que no se pudieran mandar mensajes entre ellos. Esto de las redadas sucedía bastante en ese momento a causa de chivatazos de otras comunas, impagos de mercancía o drogas, objetos robados, denuncias de violaciones o desapariciones, peleas y quejas varias.
Los Servicios Sociales se solían hacer cargo de los niños de La Familia en estos casos.
También el LSD derrite cerebros y caderas.
Charlie Manson y muchos de sus seguidores ya llevaban un mes en la cárcel cuando alguien habló demasiado. Es una de las cosas que es gratis en cualquier cárcel del mundo. Hablas y hablas y fumas, y vuelves a hablar en las comidas y en los pequeños paseos. Y fumas.
Fue Susan 'Sadie Mae' Atkins quien le habló a su compañera de celda de todo lo que había hecho en los últimos meses. Ella los conocía bien. Había estado en los dos lugares de los crímenes, y se había divertido muchísimo.
"Yo la quería, tía, y para poder asesinarla, debí matar a parte de mí misma. Tienes que amar realmente y de corazón para hacer esto por la gente." Lo dijo Susan Atkins a su compañera de celda hablando sobre Sharon Tate.
Otra de las cosas que puedes hacer en la cárcel es buscarte la vida para estar mejor dentro o incluso para salir antes. Así es que esta historia llegó a la policía, que aún seguía dando palos de ciego. No todos los policías eso sí.
Aquí parece que la historia se acaba pero solo está empezando a desarrollarse. Silencio, se rueda. Hay veces que es difícil darse cuenta de los avisos y más si estos vienen de Manson, aquel que llegó a utilizar más de 17 nombres diferentes.
Charlie Guenther fue el hombre que abrió el caso Manson. Fue el policía que investigó el asesinato de Gary Hinman en la sección de homicidios de la oficina del sheriff de la ciudad de Los Angeles y el que detuvo a Mary Brunner y Bobby Beausoleil, que habían escrito las palabras 'cerdo' y 'cerdo político' en la pared cuando llevaron a cabo el asesinato. Pintadas similares aparecieron en el lugar de los crímenes Tate-LaBianca.
Guenther había resuelto casi del todo el caso Hinman y así lo hizo saber al Departamento de Policía de L.A. No le hicieron demasiado caso ya que la investigación oficial se dirigía hacia un asesinato por drogas. En la casa de Cielo Drive encontraron todo tipo de estupefacientes, también en la guantera de los coches de los invitados. La droga era de Wojciech Frykowski, el buen amigo de Polanski.
Brunner y Beausoleil estaban en la cárcel cuando los asesinatos y tras varios interrogatorios, Guenther les dijo a sus compañeros policías que investigaran en el Spahn Ranch, hablándoles someramente de un tipo medio loco que estaba allí con un grupo de hippies. Estos avisos fueron ignorados.
Los asesinatos se empezarían a resolver meses después y el juicio consiguiente fue uno de los más caros y largos de la historia criminal de Los Angeles. Costó un millón de dólares de la época y empezó en la mitad del mes de Junio de 1970.
Fue designado un primer juez de apellido Keene pero fue denegado por La Familia y tomó el puesto el juez Charles Older, que mantuvo casi secuestrado al Jurado durante todo el tiempo para que no se sintieran influidos por el ambiente.
El fiscal acusador fue Vincent Bugliosi que después escribiría el libro Helter Skelter: The true story of the Manson murders, y que habló de los asesinatos como "probablemente los asesinatos en masa más raros que hemos tenido en America."
En la novela Anatomía de un asesinato de Robert Traver se puede leer el siguiente texto acerca de los fiscales:
"El Fiscal tiene, por necesidad, una especial mentalidad —había escrito John Mason Brown— de agilidad abrumadora, sinuosa, que no se desanima, siempre dispuesta a tender trampas. Tiene una gran tendencia a desenfocar los asuntos, y por instinto se basa en la confusión y florece sobre la debilidad. Solo busca la destrucción, que luego presenta con honrosas cicatrices. Su deber es despertar dudas o provocar sospechas. Hace preguntas, no para saber, sino para condenar, y ve culpabilidad en la más inocente de las respuestas. Su único propósito, lo único que pretende, es obligar a un testigo a confesar acorralándole, agotándole o enfurenciéndole hasta provocarle a indiscreciones verbales que parezcan reconocimientos de culpabilidad. A los naturales fallos de la memoria le da aspecto de estratagemas para ocultar el delito, o lo que es mucho peor, de embustes deliberados. Cortesía que oculta sus propósitos y que envuelve al testigo, sarcasmos que le hieren, sorpresa, desfiguración de respuestas por medio de ironías, asociar hechos diversos o sugerencias, negar todo derecho de la parte contraria... Estos son los métodos y sistemas que su especial mentalidad sugiere al Fiscal para conseguir su propósito". Curiosas coincidencias.
Charles Manson y La Familia no quisieron defensores pero después se les obligó a aceptar un abogado de oficio. El primero que tuvieron se llamaba Ronald Hughes, y en un momento dado del juicio, quiso retirarse y así se lo dijo al juez Older. Meses después, Hughes apareció asesinado.
La autodefensa de Manson consistía en darle la vuelta a todo y echarle la culpa a la sociedad y los jueces con su supuesta justicia.
El 11 de junio de 1970, por fuera de los juzgados, varios miembros de La Familia que estaban en libertad montaron un gran happening en donde se hacían los crucificados.
"Alguien le debería cortar la cabeza", fue una frase que le dijo Manson al juez Older, mientras el resto de acusados se ponía en pie y empezaba un extraño recitado en latín.
Manson explicaba en largos parlamentos que los crímenes habían sido actos de amor, pero las amenazas siguieron hasta el final del juicio.
Cuando le preguntaron a Susan 'Sadie Mae' Atkins si la muerte de ocho personas no le parecía algo importante, Sadie Mae contestó que por lo menos las encontraba tan importantes como las miles de muertes por napalm en Vietnam.
El reportero del periódico Headlines Justice, Theo Wilson, dijo que el juicio, los diez interminables meses de juicio fueron increíbles, con testimonios que iban de lo más horripilante a lo más ridículo y humorístico, con testigos que tenían nombres como 'Lotsapoppa', 'Snake' o 'Ouisch', con todo tipo de trucos de efecto, con la prensa montando un espectáculo televisivo, con amenazas de suicidios colectivos y todo tipo de destrucción apocalíptica, con ese abogado defensor que se rinde ante tremendo disparate y desaparece de la escena para aparecer muerto, ahogado y crucificado en las afueras de Los Angeles, justo el día que se sabe la sentencia. Todo increíble, todo real.
Miembros femeninos de La Familia se congregaban a diario ante las puertas del Tribunal donde se celebraba el juicio, recitando los pasajes favoritos de la Biblia y dedicándoselos a ese megalomaníaco depresivo llamado Charlie Manson.
"Nunca pretendí que me maltratase; por el contrario, ansiaba vívamente volverme distinta para agradarle; Charlie sabía que la única manera de que yo pensase y viese las cosas de modo diferente, era obrar así." Stephanie Schram, miembro de La Familia.