lunes, 2 de septiembre de 2013

Capítulo 2

La historia de los Mods y las drogas siempre ha estado muy unida. Si al movimiento hippie se les une con el ácido, a los mods se nos une con las anfetaminas. Está en nuestra tradición como lo está el Northern Soul, el R&B de los 50, o la Psicodelia británica del final de los 60. Anfetaminas y alcohol, una mezcla explosiva para el que la haya probado.

Las anfetas son una amina aromática que se usa como estimulante de los sistemas nervioso y el cardiovascular para combatir los catarros y la congestión nasal. También como un fuerte estimulante psicológico. Su abuso constituye una toxicomanía. Es decir, un hábito patológico de intoxicarse con las substancias que procuran sensaciones agradables o que suprimen el dolor. Bombas de relojería. Perfectas para bailar.

Perfectas para mantener largas conversaciones. Perfectas para quitar el hambre. El estómago hecho un puño pero... ¿qué importaban los efectos secundarios? El corazón se acelera y la mandíbula no para de moverse. Los chicles te salvan de la boca seca.

La cocaína te deja parado en una esquina creyéndote el mejor y que todo está controlado. Las anfetaminas hacían que fueras el mejor. Más rapido, más denso, más intenso. Movimientos espasmódicos y el ritmo en los pies.

La leyenda dice que las favoritas de los mods británicos eran los 'Corazones Púrpuras', pero las azules también estaban bien vistas.

Aquí teníamos nuestras favoritas también: Dexedrina Spansuls. Las había en dos formatos: 10 miligramos y 15 miligramos. Estas últimas eran la dosis justa. Te tragabas tres, te bebías una caña... y por delante tenías una larga noche de baile, que seguramente acababa en un bar conversando sin parar y esperando que se hiciera de día porque... "con aquel colocón cómo me voy a ir a mi casa".

Recuerdo pillarlas en un bar de Callao a muy buen precio. Por mil pesetas te daban una bolsa de plástico con diez pastillas que te aseguraban el fin de semana e incluso podías salvárselo a algún amigo que había llegado tarde. Aquellas cápsulas eran la llave. Podías beber varios litros de una buena cerveza helada que te convertía en una espoleta. Sí, eran mis favoritas pero también había mas.

Las centraminas, conocidas por todos los universitarios, ya que eran estupendas para estudiar esos largos temarios. Café y centraminas. Te ponían demasiado serio, para mi gusto... pero eran más baratas aún y había veces que la economía de un trabajador no daba para más.

También estaban unas que eran conocidas familiarmente como las 'Bustaid'. Pastillas de color naranja, difíciles de tragar pero que estaban muy bien, sin llegar al nivel de las dexy's.

Si había pastillas para subir, también había pastillas para bajar... Valium, Optalidon, Reynolds. Peligrosas porque te hacían el efecto contrario. Te dejaban tirado en una estación de metro y perdías la conciencia.

No había un buen allnighter sin una buena dosis de anfetaminas. Farmacias de guardia. "Farmacias ambulantes"... Purple Hearts at your own risk.

Ahora ya sabes la razón de los bailes desenfrenados de fin de semana. No hago apología de las drogas, solo hablo de cómo fue todo. Todo fue muy rápido. Qué importaba morir antes de viejo?.